viernes, 22 de abril de 2011

Hoy es Viernes Santo, y aunque para algunos la Semana Santa sólo sea un motivo mas para vacacionar, para los cristianos es una fecha especial. Muchos han pretendido darle mas importancia, y de hecho lo han logrado,al nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, pero la muerte del Señor es aquel propósito divino diagramado en la eternidad para la redención del hombre; la muerte de Jesús el Hijo de Dios es el momento cúlmine de la humanidad, donde el enemigo es vencido y es recuperado ese poder entregado por engaño a Satanás.
La pasión y muerte de nuestro Señor debe cada día llevarnos a la reflexión y a la acción de gracias. Cada latigazo, cada insulto, cada humillación que recibió, lo recibía para que ud. y yo no sufriéramos lo mismo. Ese cordero, que como aquel que en la noche previa a la salida del pueblo de Israel de Egipto "suplantó" al primogénito de cada casa, estaba haciéndolo por la humanidad entera, una vez y para siempre, estaba tomando mi lugar y arrebatando  al Diablo el imperio de la muerte.
Camino al calvario va, sufriendo la prueba de maldad,
la gente, sin piedad ni amor, se burla de su gran dolor,
¡qué maldad!
Me pregunto quien será, ese hombre que al sepulcro descendió,
Dios del cielo dímelo, si es mi guía y mi luz,
si es él quien dio su vida por mi culpa en la cruz.
Veo entonces, a ese hombre ya herido con cruel impiedad,
su costado traspasado està y su sangre borboteando està
¡Sin cesar!
Por amor expiró el ser, a quien tanto el mundo despreció
llueven piedras, tiembla la tierra, pues El era el Hijo de Dios,
que me amó.
El divino Emanuel, quien naciera en Belén,
Es Jesús, mi Señor, es mi guía y mi luz,
quién redime con su sangre derramada en la cruz
ES JESÚS