viernes, 28 de mayo de 2010


El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

1 Corintios 13: 4-7

Necesito de tu amor, Señor,

cuando comienzo a ver

defectos en los demás.

Lléname de tu amor, Señor,

cuando no me conmueve el dolor.

Inúndame de tu amor, Señor,

cuando no deseo lo mejor para el otro.

Abrázame con tu amor, Señor,

cuando, por avaricia, no soy generosa.

Rodéame de tu amor, Señor,

cuando en ira estallo sin razón.

Dame de tu amor, Señor,

cuando no puedo olvidar la falta.

Repréndeme con tu amor, Señor,

si miro con placer el infortunio ajeno.

Porque sólo con tu amor

podré sufrir y creer

podré soportar y esperar,

porque viviré en Ti,

el único y verdadero amor.

RONI